Tras la crisis de 2008, el trabajo de las agencias de calificación crediticia fue objeto de la atención general. Dichas agencias evalúan productos financieros, proporcionan dictámenes “independientes” (¡se supone que son independientes!) sobre la solvencia de una empresa o de un estado (riesgo soberano) y atribuyen calificaciones en funcion del riesgo de incumplimiento de pago por parte del prestatario y de la evolucion de su solvencia.